Rick caminaba por el pasillo
central junto a los mostradores de facturación. El reloj marcaba media hora más de la prevista para su llegada, pero ellos no aparecían. Tras los últimos
acontecimientos acaecidos estaba empezando a preocuparse.
Jack y Silvia aparecieron
por fin por la puerta principal. Rick sostenía una foto del joven que el
profesor le había hecho llegar. Sabía muy bien que vendría acompañado de una
hermosa joven a la que habría que proteger, pero no pensó que podría impactarle
de esa manera. No le gustaban las complicaciones en su vida, y por la forma de
mirarla que tenía su hasta ahora guardaespaldas, sabía a ciencia cierta que
esto sería una complicación.
Se dirigió directamente
hacia ellos con los billetes en la mano dispuesto a poner tierra de por medio
lo antes posible. Jack reconoció a su contacto nada más verlo. El viejo
profesor también se había encargado de que recibiese una foto y así estar
seguro que no habría equivocaciones.
-¿Rick?- preguntó cuando
estuvieron cara a cara.
-¿Jack?- contestó a su vez-
¿Y esta encantadora pequeñaja es?-preguntó volviéndose hacia Silvia mientras la
escrutaba con su mirada.
-Silvia- respondió mientras
dirigía su mirada más dura al nuevo miembro de la expedición.
Rick derramó su sonrisa más
felina cuando se encontró con los ojos de ella. Su metro noventa de estatura se
veía imponente ante el metro sesenta de Silvia.
-¿Nos vamos?- preguntó
inquieto Jack ante la mirada codiciosa que había escapado de sus ojos. Ella era
suya y no permitiría que nadie se la arrebatase de nuevo.
-Por supuesto- respondió
Rick mientras se agachaba y recogía la mochila de Silvia- ya tengo los billetes.
Pasemos por el mostrador y embarquemos lo antes posible. Vamos con retraso.
Tras pasar el control de
seguridad, se dirigieron a toda prisa hacia la puerta de embarque. El avión
esperaba a sus últimos pasajeros para poder despegar con rumbo a Sarm el Seihk,
desde donde emprenderían el viaje hacia Petra. No había encontrado vuelo
directo a Aman y no quería realizar ningún tipo de escala. Sabía por
experiencia quién podría estar detrás de todo esto y no estaba dispuesto a dar
ninguna tregua que les hiciese perder la ventaja que llevaban.
Alguien observó toda la
escena en silencio. Sabía cual era el destino al que se dirigían. Esperaría su
mejor ocasión. Por ahora, se conformaría con seguir la siguiente pista. Realizó
una llamada telefónica y embarcó.
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