-¿Estás seguro de ello?-
preguntó una voz al otro lado del teléfono móvil.
-Si señor. Hemos comprobado
la información. Embarcó en el vuelo con destino a Londres, lo que no sabemos es
si tiene el manuscrito en su poder, pero sospechamos que sí ante su repentina y
precipitada partida.
-Está bien. Encuéntrala y
tráemela.
-¿Viva o muerta señor?
-Viva por su puesto.
Necesito comprobar que es lo que sabe antes de deshacernos de ella y recuperar
el dichoso manuscrito. Muerta, por ahora, no nos serviría de nada.
-Muy bien, partimos
inmediatamente. Creo que se dónde puede encontrarse.
Tras sus palabras el otro
lado de la línea se quedó en silencio. La llamada había terminado, era hora de
realizar el trabajo.
Comprobaron el horario del
próximo vuelo con destino a la capital inglesa y se acercaron al mostrador de
la compañía para sacar los billetes. En unas horas estarían en el viejo continente.