domingo, 5 de agosto de 2012

La Marca de Horus (Capítulo 4 parte I)


Seguir su rastro hasta el centro comercial era algo demasiado fácil. Notaba en el aire el perfume característico que sintiera junto al edificio que vigilaba. Ese suave olor le llevaba hasta un local al otro lado de la entrada, pero retrocedió sobre sus pasos de nuevo al parking. Allí se perdía la pista. Frustrado caminó en círculos intentando rastrear de nuevo a la muchacha. Una pequeña ráfaga de suave brisa le puso de nuevo en la pista.

-¡Vamos!-indicó al compañero que se acababa de incorporar a la búsqueda.
  
Patty  conducía hacia casa sin poder quitarse de la cabeza al atractivo y enigmático hombre que acababa de conocer. Casi no compartió conversación con él, pero una simple mirada consiguió que sus piernas se volviesen de mantequilla. ¿Tal vez debería pedirle a Alex que me ayudase con él? Pensó mientras giraba en el semáforo sin prestar atención.


No sabía por qué estaba haciendo aquello. Era estúpido que una simple mirada le hubiese dejado sin palabras. No era de los que se ablandaban fácilmente por una mujer, pero en cambio, allí estaba siguiendo a una desconocida en plena noche sin saber muy bien por qué. Varios coches más atrás, escondía su moto entre ellos para no ser visto. Divisó como giraba en la siguiente intersección y aceleró un poco para no quedarse frenado a causa del semáforo.
-Maldita sea- se dijo cuando estuvo a punto de perderla-¿qué estoy haciendo?-volvió a preguntarse sin apartar la vista del todoterreno.
  

El camarero sirvió los platos y Rick volvió a llenar las copas de vino. Era una sensación tan extraña y placentera escucharla hablar sobre su vida mientras sus ojos no podían apartar la mirada de esa tentadora boca que gritaba que la besaran.
Llegaron los postres, una deliciosa porción de tarta de tres chocolates que Alex no pudo resistir mientras Rick se tensaba en su silla al ver como saboreaba el pequeño trozo de pastel mientras su lengua se pasaba por sus labios limpiando cualquier resto delator.
No pudo evitar la tentación de nuevo y llevó su pulgar a la comisura para quitar una leve mancha de tarta que después llevó a su boca para saborearlo.
Alex se sonrojó ante la imagen tan seductora que en ella provocaba.

-¿Quieres que paseemos?-preguntó sin apartar la mirada de sus ojos mientras hacía una señal al camarero para que trajese la cuenta.
-Me encantaría- no sabía por qué, pero cuando miraba esos verdes y profundos ojos se perdía completamente en ellos y no era capaz de de negarle nada.

Se levantó dejando el importe de la cuenta en la mesa y extendió una mano hacia ella.
-Ven. Sigamos disfrutando de la velada.
Alex se levantó y cogió la mano extendida dejándose guiar hacia el exterior del restaurante.
La noche era cálida pero un ligero escalofrío recorría el cuerpo de Alex mientras Rick la llevaba de la mano por el camino que recorría el campo de golf.

-Eres embriagadora ¿lo sabías?- dijo sin volver la vista a ella ni dejar de caminar. Pudo sentir el rubor que surgía en sus mejillas y eso le provocó una traviesa sonrisa que no pudo contener.
Llegó a un pequeño recodo del camino y la acercó hacia su pecho mientras se deleitaba con el suave perfume de su pelo.
-Hueles a sándalo y ámbar- aspiró con fuerza junto al mechón que sus dedos atraparon mientras clavaba su mirada ardiente en ella.

Alex sólo quería perderse en esos hombros que la hacían sentirse segura. Sólo hacía unas horas que conocía a este misterioso hombre, pero todos los poros de su piel suplicaban por que la tocase. Levantó la cabeza despacio hacia él, encontrando su mirada clavada en ella.
-Yo…
-Shuuuuu. No digas nada. Alex me fascinas- su mano acarició dulcemente su mejilla mientras sus labios descendían hacia ella buscando su contacto.
Nunca había sucumbido tan rápidamente en las redes de ningún hombre, pero todo su cuerpo seguía suplicando por ese contacto. Sin pensarlo demasiado para no echarse atrás, cerró los ojos en señal de rendición, esperando temblorosa el contacto de sus labios.
Rick sonrió al ver como se dejaba llevar y antes de que la magia se evaporase, depositó un suave beso al que ella respondió abriendo ligeramente los labios para dejarlo entrar. El deseo se apoderó de él al sentir su lengua tímida y saborear el dulce aroma a chocolate. La abrazó contra su pecho y profundizó el beso convirtiéndolo en duro y posesivo.

Alex levantó sus brazos agarrando su cuello y pegó su cuerpo todo lo que pudo para sentir su masculinidad.
Aquello era tan inesperado. Un hombre así besándola de esa manera. Rick se retiró un poco cortando el contacto de sus bocas.
-Me vuelves loco- intentó calmar sus instintos apoyando su frente en la de ella- Si sigues besándome así no seré capaz de parar.
Alex volvió a sonrojarse. No sabía que podía ejercer ese poder en un hombre como aquél.

Un ruido en el silencio de la noche le hizo salir del trance y ponerse en guardia. Algo había perturbado el fluir de la energía. Tenía que sacar a Alex de aquí lo antes posible.
-¿Qué pasa?-preguntó ella al ver el cambio de actitud de su acompañante.
-Te lo explicaré más tarde. Ven, vayamos a tomar una copa a algún lugar- cogió su mano y la guió por el camino de regreso al aparcamiento.

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