Tras sus palabras se sentó
en la cama y tiró de su camiseta sacándola por la cabeza.
Silvia no pudo quitarle los
ojos de encima mientras la prenda iba dejando a la vista un marcado y bronceado
abdomen que dejaba sin aliento, fijándose en el tatuaje grabado en su piel,
varias letras árabes descendían por el lateral izquierdo de su cuerpo.
Siguió ascendiendo la mirada
mientras más cuerpo se quedaba al aire, pero la visión de su torso y sus
hombros, hizo que se sintiera arder por dentro.
Jack exudaba poder por cada
poro de su piel. Llevaba tatuado un pequeño brazalete en su brazo derecho y una
pequeña cicatriz descendía como una flecha hacia su pecho, sus labios deseaban
recorrer el camino de la misma.
Jack tiró la prenda encima
de una de las sillas y se quedó mirando fijamente a Silvia. Sus ojos se
tornaron de un verde profundo y su boca se puso rígida. La visión de ella,
sentada en la mesa, con su mirada vidriosa por el deseo y su respiración
entrecortada que agitaba sus pechos en un dulce y tentador vaivén, mientras sus
mejillas se sonrojaban ante la visión de su cuerpo, era más de lo que un hombre
podía soportar. ¿Era consciente de su poder femenino? ¿Realmente se daba
cuenta de lo hermosa que era? Silvia seguía destilando inocencia, esa inocencia
que, una vez, conquistó su corazón.
Extendió su brazo para
retirarle de la cara un pequeño mechón de pelo que había escapado de su moño.
Rozó suavemente su mejilla y retiró las horquillas que sujetaban su pelo en la
zona de la nuca que cayó lacio como una cascada de delicioso caramelo hasta sus
hombros.
-Silvia- susurró Jack
mientras su mirada recorría sus labios y descendían por su cuello.
-Jack, por favor, déjame que
desinfecte la herida.
-Grr- tras un pequeño grito
de frustración, se giró para que pudiera acceder a su brazo.
Con mucho cuidado desinfectó
la herida. Afortunadamente la bala sólo le había rozado y, aunque tras su paso
dejó un profundo surco, había seguido su camino. Lentamente limpió los rastros
de sangre mientras sentía entre sus manos los músculos tensos de su brazo. Una
piel dorada contrastaba con el brazalete tribal que Jack llevaba tatuado. Tras
demorarse unos segundas más de lo necesario, preparó una de las vendas que
venían en el kit de emergencias y protegió la herida.
-¿Qué significa el tatuaje
que llevas en el lateral?- preguntó curiosa mientras terminaba de vendarle la
herida.
-Es mi nombre-
contestó él sin aclarar toda la verdad. Hacía años que se lo había hecho en una misión en Túnez, pero lo que realmente significaba eran sus nombres entrelazados, aunque no se lo diría, por ahora.
Silvia empezó a retirar sus
manos cuando Jack la detuvo.
-No te apartes- pronunció
con la voz ronca por el deseo mientras sus ojos se concentraban en la jugosa
boca entreabierta de ella.
-Yo...
-No digas nada, todo está
dicho entre nosotros. Ahora, sólo déjame actuar y demostrar.
Se acercó más a ella mientras
volvía a apartar su pelo de la cara. Deslizó sus manos por su espalda dejando
una agradable caricia que le puso la piel de gallina.
Tímidamente al principio,
Silvia acercó las palmas de sus manos al pecho de Jack. Se sentía caliente y
duro al tacto, pero él le hizo retirar las manos levantándolas por encima de su
cabeza mientras arrastraba la camiseta de Silvia para retirarla totalmente.
-¿Nunca pensaste como pudo
ser?-preguntó Jack mientras dejaba la camiseta en el suelo y bajaba sus manos
por los costados de Silvia.-Yo me lo he preguntado tantas noches, que hace ya
tiempo que perdí la cuenta.
-Jack no se si esto es una
buena idea
-Shuuu, no pienses nena,
sólo actúa, déjate llevar.- contestó mientras deslizaba sus manos hacia las
caderas. Sus ojos se tornaron aún más verdes, como dos esmeraldas puras, por la
pasión que sentía al tenerla bajo su hechizo. Uno de sus brazos regresó hasta
su espalda mientras acariciaba subiendo y bajando lentamente.
La mente de Silvia se
transformó en una espesa niebla que no le permitía pensar, sólo sentir cada
caricia que Jack transmitía con la yema de sus dedos.
-Eres tan hermosa
Y sin poder resistirse más,
bajó la cabeza para encontrarse con los labios de ella dispuestos a dejarle
entrar. Sus lenguas se rozaron en una primera tímida caricia que, seguidamente,
se convirtió en desesperación por saborearse el uno al otro.
Jack la levantó en brazos
mientras profundizaba todavía más el beso con violencia contenida, y la dejó
caer suavemente sobre la cama sin dejar de abrazarla en ningún momento.
Silvia no paraba de
acariciar cada parte desnuda del cuerpo de Jack, maravillándose de las
emociones que estaban despertándose en su interior.
El teléfono de Jack, que se
encontraba en el bolsillo de su pantalón empezó a sonar reiteradamente.
-¡Maldición!- gritó mientras
lo sacaba del bolsillo-¿Si profesor?- contestó al descolgar.
Silvia aprovechó para volver
a dejar sus emociones guardadas en su interior y recuperó la compostura. Había
estado a punto de sucumbir a la tentación, pero se decía así misma que no podía
permitirse que Jack volviese a entrar en su corazón para pisotearlo de nuevo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario