lunes, 2 de julio de 2012

El Secreto del Papiro Capítulo 5 parte II


La velada discurría plácidamente por conversaciones banales sobre sus vidas. Silvia no sabía si era el efecto del vino, pero cada vez que Jack reía a ella se le aflojaban las piernas. Sintiéndose como gelatina, no sabía si escapar corriendo de allí o pedirle a Jack que la llevara él mismo a las puertas del infierno, pero muy a su pesar, se despidió de ella en la puerta de su habitación con un dulce beso en la mejilla.


-Que tengas dulces sueños amor. Mañana pasaré a las diez a recogerte.
Y sin volver ni una sola vez la vista, se alejo hacia los ascensores del hotel.

Los siguientes días transcurrieron muy deprisa. Durante el día Jack y Silvia trabajaban junto al profesor para conseguir descifrar el manuscrito y por las noches, Jack sorprendía una y otra vez a Silvia llevándola a cenar a pequeños y acogedores restaurantes donde disfrutaban descubriéndose de nuevo, despidiéndose de ella con ese dulce beso en la mejilla.
Y como todas las noches desde que salían juntos a cenar, Silvia volvía a tener una y otra vez ese embriagador sueño en que Jack no se marchaba, la tomaba entre sus fuertes brazos y acercaba sus labios despacio, muy despacio, hasta rozar su cuello en el punto justo dónde su pulso se aceleraba, subiendo lentamente y dejando tras de si un pequeño reguero de besos hasta alcanzar sus labios. Pero como todas las noches, llegada a ese punto despertaba agitada y con dificultades para volver a conciliar el sueño.


-Chicos, creo que ya lo tengo- anunció el profesor después de una semana de arduo trabajo.
-¿Cómo ha sido posible?- preguntó Jack mientras se acercaba a la mesa del profesor junto a Silvia.
-¿Veis estos símbolos de aquí?- señaló un pequeño recuadro en el lado derecho del pergamino- son coordenadas, estoy seguro que indican un lugar.
-Buscaré en Internet profesor- indicó Silvia mientras se instalaba delante del ordenador de Jack.
-511044N, 14934º
 Silvia introducía los números a través del teclado.
-Afirmativo. El profesor tenía razón, y no os lo vais a creer- una breve pausa en su comentario calentó más los ánimos- está cerca. Nos indica Stonehenge.
 -Creo que allí comenzará vuestra búsqueda muchachos. Estas letras que aparecen debajo pueden ser la clave de ella- continuó el profesor- Organizaré todo para que partáis lo antes posible. Jack encárgate del viaje y reserva un hotel dónde poder alojaros. Llamaré a mis contactos y alguien os estará esperando para ayudaros y protegeros.
-Profesor, creo que la protección puede correr de mi cuenta- replicó Jack ante las palabras de su mentor.
-Mi querido hijo, si como me temo estoy en lo cierto, necesitarás ayuda para mantener a Silvia y el manuscrito a salvo, confía en mí.
-¿Cuándo partimos entonces?- preguntó Silvia para calmar las aguas.
-Esta misma tarde lo tendré todo listo. A las seis pasaré a buscarte por el hotel- respondió Jack con una sonrisa en los labios. La expectativa de pasar las veinticuatro horas con ella le estaba empezando a poner de buen humor.
-Pues entonces que así sea- gritó el profesor Adam- Quiero que me mantengáis al corriente de todo. Jack compra un par de esos teléfonos móvil de tarjeta para que podamos hablar sin problemas y saca de la cuenta todo el dinero que creas necesario, si no fuese suficiente yo os haré llegar lo que necesitéis, ¿entendido?
-Si profesor
Tras una larga despedida, el profesor Adam abrazó dulcemente a Silvia y les instó a que se dieran prisa.

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