jueves, 21 de junio de 2012

La Marca de Horus (Capítulo 2 parte I)


Rick llegó a su apartamento con una gran sonrisa en los labios. No le gustaban nada los sitios cerrados y llenos de gente, pero necesitaba verla, sentirla cerca aunque sólo fuese un momento. El simple roce de su mano le había producido una descarga de mil voltios por todo el cuerpo. Estaba convencido, después de tanto tiempo por fin la había encontrado.


Sabía que no podía bajar la guardia y menos en esos momentos en que se avecinaba una dura y terrible lucha, pero no estaba dispuesto a perder y menos ahora. La noche sería larga. Había escuchado a hurtadillas la conversación que habían mantenido ella y su amiga, por lo que durante su guardia aprovecharía para pasarse por allí y vigilar que todo estaba bien. Sabía que pronto tendría que descubrirse, pero tenía miedo de ese momento. ¿Sería capaz de convencerla para que se quedase a su lado? Descartó sus dudas y cogió el teléfono del bolsillo del pantalón. Tenía que avisar de su paradero a Silver y los demás antes de que pensasen lo peor.


Alex se despertó sobresaltada. Se había quedado dormida mientras escuchaba las noticias de las tres. Una vez más, ese misterioso hombre la había asaltado en sus sueños, pero esta vez, había podido vislumbrar algo más que esos magníficos ojos verdes. Empezaba a pensar que su amiga Amanda tenía razón y necesitaba compañía masculina. Aunque después de lo que había soñado hoy, sería difícil encontrar a alguno que se le pareciese. Ya no podría quitarse de la cabeza ese halcón con sus alas extendidas tatuado en esa espalda musculosa. El sueño había sido tan real, que pensó que podía tocar su cuerpo con las manos. Pero lo verdaderamente sorprendente, es que esta vez escuchó el sonido de su voz, pronunciando su nombre mientras una mano se tendía hacia ella. Alex preguntó a su vez quien era él, pero la única respuesta que obtuvo la dejó desconcertada.

-¿Mi destino? Definitivamente estoy empezando a volverme loca. Ahora va a resultar que Amanda tiene razón sobre que necesito un hombre en mi vida- dijo mientras se desperezaba y se dirigía a su habitación para darse una ducha y vestirse. Sabía que si no se ponía a funcionar no sería capaz de salir de casa y las chicas la matarían si no aparecía.

Las últimas noticias no eran nada buenas. No esperaba que las fuerzas de Set diesen con él tan pronto. Estaba claro que tendría que acelerar todo el proceso. Silver entró sin llamar mientras Rick se vestía para salir esa noche.

-¿Estás seguro que es ella?- preguntó mientras cogía de la cama un pequeño pañuelo que perfumaba el aire con una suave fragancia
-Si. Esta mañana la seguí para comprobarlo. Por cierto, no te esperaba tan pronto- contestó.
- Decidí adelantarme a los chicos. Llegarán mañana por la tarde ¿Y bien?, ¿qué descubriste?
-Cuando fingí no verla y tropezar con ella pude sostener el contacto de su piel unos segundo- dijo mientras extendía la mano hacia su amigo.
-Ya veo- comentó mientras observaba el pequeño símbolo que había aparecido. El ojo de Horus todavía no estaba marcado lo suficientemente fuerte en su piel, pero con el paso de los días se haría más visible- Está claro que tenías razón. Dime que necesitas y lo tendrás. Tu compañera ha pasado a ser mi prioridad.
-Sabes que pasará si él la descubre- comentó mientras se abrochaba los botones del pantalón y cogía una camiseta negra del cajón de la cómoda.
-Si. Será tú fin y el nuestro hermano, por lo tanto, no fallaremos.
Ambos salieron del apartamento justo cuando el sol había caído. A esas horas era más fácil moverse por la ciudad pues no sólo el descenso de la temperatura era considerable, si no que era más fácil pasar desapercibidos.

Se ajustó la cazadora mientras su compañero le pasaba uno de los cascos que mantenía sujetos en su moto y tras abrocharse los guantes, se subió a su CBR dispuesto a recorrer las calles que le separaban de Alex lo antes posible. Presentía que algo iba a suceder esta noche y no quería estar lejos de ella.

Alex llegó diez minutos tarde a casa de su amiga. No sabía muy bien por qué, pero cuando se estaba vistiendo había tenido que salir en dos ocasiones corriendo al baño. Lo que empezase como una simple nausea había terminado dejándola el estómago vacío.

Amanda abrió la puerta cuando llamó al timbre.

-Estaba empezando a dudar de ti- contestó con una sonrisa en los labios mientras abrazaba a su amiga y le plantaba un beso en la mejilla- pasa, ya estamos todas.

Alex entró en el pequeño recibidor mientras sacaba el teléfono móvil de su bolso antes de colgarlo en el perchero.
-¿Y Will? ¿No le habrás enviado lejos?- preguntó a su amiga mientras la guiñaba un ojo.
-¡No! Ya sabes como se pone últimamente de insoportable. Cuanto más se acerca la fecha del nacimiento del bebé más loca me vuelve- comentó entre risas- aprovechó para organizar una partida de cartas en casa de Stefan. Pasará allí la noche.

Ambas amigas pasaron al salón dónde el resto ya las esperaba con todo organizado.

-Hola chicas- saludó Alex mientras dejaba sobre la mesa las dos botellas de vino que había traído con ella.
-Ven aquí y dame un beso- comentó Patty mientras se levantaba de uno de los sofás y se acercaba a su amiga para abrazarla.-¿Cómo estás?
-Bien, creo- contestó Alex.-¡Hey!, mis rubias favoritas también han venido- dijo mientras se acercaba a saludar a Annie y Lucy.
-¿Y yo qué? Vas a hacer que me ponga celosa- comentó Nancy mientras fingía hacer pucheros.
-Gracias chicas- comentó Alex mientras se sentaba en el sillón junto a Patty.
-¿Para que estan las amigas?-comentó ésta mientras le tendía una mano.
-Bueno, necesito que alguien me ayude a traer todo de la cocina y así podamos sentarnos a disfrutar de la velada- dijo Amanda mientras salía del salón para empezar a traer los platos de la cena- por cierto, escoger película entre las que he traído. Espero que haya alguna del agrado de todas- terminó de decir mientras sonreía.

Annie y Alex se levantaron a ayudarla mientras el resto se lanzaba desesperadamente para escoger la película de la noche. Aunque no se había producido altercado alguno ya que todas escogieron la misma.

-No tenéis remedio- comentó Alex mientras colocaba en el reproductor el dvd.
-¿Qué mejor para quitarnos las penas que ver sexo en Nueva York?- dijo Nancy
-¡Siiiiiiiiiiii!- gritaron todas a la vez.

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