Rick llegó a su apartamento con una gran sonrisa en los
labios. No le gustaban nada los sitios cerrados y llenos de gente, pero
necesitaba verla, sentirla cerca aunque sólo fuese un momento. El simple roce
de su mano le había producido una descarga de mil voltios por todo el cuerpo.
Estaba convencido, después de tanto tiempo por fin la había encontrado.
Sabía que no podía bajar la guardia y menos en esos momentos
en que se avecinaba una dura y terrible lucha, pero no estaba dispuesto a
perder y menos ahora. La noche sería larga. Había escuchado a hurtadillas la
conversación que habían mantenido ella y su amiga, por lo que durante su
guardia aprovecharía para pasarse por allí y vigilar que todo estaba bien.
Sabía que pronto tendría que descubrirse, pero tenía miedo de ese momento.
¿Sería capaz de convencerla para que se quedase a su lado? Descartó sus dudas y
cogió el teléfono del bolsillo del pantalón. Tenía que avisar de su paradero a Silver
y los demás antes de que pensasen lo peor.
Alex se despertó sobresaltada. Se había quedado dormida
mientras escuchaba las noticias de las tres. Una vez más, ese misterioso hombre
la había asaltado en sus sueños, pero esta vez, había podido vislumbrar algo
más que esos magníficos ojos verdes. Empezaba a pensar que su amiga Amanda
tenía razón y necesitaba compañía masculina. Aunque después de lo que había
soñado hoy, sería difícil encontrar a alguno que se le pareciese. Ya no podría
quitarse de la cabeza ese halcón con sus alas extendidas tatuado en esa espalda
musculosa. El sueño había sido tan real, que pensó que podía tocar su cuerpo
con las manos. Pero lo verdaderamente sorprendente, es que esta vez escuchó el sonido de su voz, pronunciando su nombre mientras una mano se tendía hacia ella.
Alex preguntó a su vez quien era él, pero la única respuesta que obtuvo la dejó
desconcertada.
-¿Mi destino? Definitivamente estoy empezando a volverme
loca. Ahora va a resultar que Amanda tiene razón sobre que necesito un hombre
en mi vida- dijo mientras se desperezaba y se dirigía a su habitación para
darse una ducha y vestirse. Sabía que si no se ponía a funcionar no sería capaz
de salir de casa y las chicas la matarían si no aparecía.
Las últimas noticias no eran nada buenas. No esperaba que
las fuerzas de Set diesen con él tan pronto. Estaba claro que tendría que
acelerar todo el proceso. Silver entró sin llamar mientras Rick se vestía para salir
esa noche.
-¿Estás seguro que es ella?- preguntó mientras cogía de la
cama un pequeño pañuelo que perfumaba el aire con una suave fragancia
-Si. Esta mañana la seguí para comprobarlo. Por cierto, no
te esperaba tan pronto- contestó.
- Decidí adelantarme a los chicos. Llegarán mañana por la
tarde ¿Y bien?, ¿qué descubriste?
-Cuando fingí no verla y tropezar con ella pude sostener el
contacto de su piel unos segundo- dijo mientras extendía la mano hacia su
amigo.
-Ya veo- comentó mientras observaba el pequeño símbolo que
había aparecido. El ojo de Horus todavía no estaba marcado lo suficientemente
fuerte en su piel, pero con el paso de los días se haría más visible- Está
claro que tenías razón. Dime que necesitas y lo tendrás. Tu compañera ha pasado
a ser mi prioridad.
-Sabes que pasará si él la descubre- comentó mientras se
abrochaba los botones del pantalón y cogía una camiseta negra del cajón de la
cómoda.
-Si. Será tú fin y el nuestro hermano, por lo tanto, no
fallaremos.
Ambos salieron del apartamento justo cuando el sol había
caído. A esas horas era más fácil moverse por la ciudad pues no sólo el descenso
de la temperatura era considerable, si no que era más fácil pasar
desapercibidos.
Se ajustó la cazadora mientras su compañero le pasaba uno de
los cascos que mantenía sujetos en su moto y tras abrocharse los guantes, se
subió a su CBR dispuesto a recorrer las calles que le separaban de Alex lo
antes posible. Presentía que algo iba a suceder esta noche y no quería estar
lejos de ella.
Alex llegó diez minutos tarde a casa de su amiga. No sabía
muy bien por qué, pero cuando se estaba vistiendo había tenido que salir en dos
ocasiones corriendo al baño. Lo que empezase como una simple nausea había
terminado dejándola el estómago vacío.
Amanda abrió la puerta cuando llamó al timbre.
-Estaba empezando a dudar de ti- contestó con una sonrisa en
los labios mientras abrazaba a su amiga y le plantaba un beso en la mejilla-
pasa, ya estamos todas.
Alex entró en el pequeño recibidor mientras sacaba el
teléfono móvil de su bolso antes de colgarlo en el perchero.
-¿Y Will? ¿No le habrás enviado lejos?- preguntó a su amiga
mientras la guiñaba un ojo.
-¡No! Ya sabes como se pone últimamente de insoportable.
Cuanto más se acerca la fecha del nacimiento del bebé más loca me vuelve-
comentó entre risas- aprovechó para organizar una partida de cartas en casa de
Stefan. Pasará allí la noche.
Ambas amigas pasaron al salón dónde el resto ya las esperaba
con todo organizado.
-Hola chicas- saludó Alex mientras dejaba sobre la mesa las
dos botellas de vino que había traído con ella.
-Ven aquí y dame un beso- comentó Patty mientras se
levantaba de uno de los sofás y se acercaba a su amiga para abrazarla.-¿Cómo
estás?
-Bien, creo- contestó Alex.-¡Hey!, mis rubias favoritas
también han venido- dijo mientras se acercaba a saludar a Annie y Lucy.
-¿Y yo qué? Vas a hacer que me ponga celosa- comentó Nancy
mientras fingía hacer pucheros.
-Gracias chicas- comentó Alex mientras se sentaba en el
sillón junto a Patty.
-¿Para que estan las amigas?-comentó ésta mientras le tendía
una mano.
-Bueno, necesito que alguien me ayude a traer todo de la
cocina y así podamos sentarnos a disfrutar de la velada- dijo Amanda mientras
salía del salón para empezar a traer los platos de la cena- por cierto, escoger
película entre las que he traído. Espero que haya alguna del agrado de todas-
terminó de decir mientras sonreía.
Annie y Alex se levantaron a ayudarla mientras el resto se
lanzaba desesperadamente para escoger la película de la noche. Aunque no se
había producido altercado alguno ya que todas escogieron la misma.
-No tenéis remedio- comentó Alex mientras colocaba en el
reproductor el dvd.
-¿Qué mejor para quitarnos las penas que ver sexo en Nueva
York?- dijo Nancy
-¡Siiiiiiiiiiii!- gritaron todas a la vez.
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