Jack se levantó de la silla
y comenzó a caminar por la habitación. Un acceso de ira subía lentamente hacia
su garganta y no sabía si reír o gritar. Sin poder contenerse más estampó el
cenicero de la mesa del profesor contra la pared.
-¡Cálmate Jack!- gritó
Silvia- así no conseguiremos nada y ya estoy bastante agobiada con todo esto.
-Lo siento. Sólo se me
ocurre una cosa en estos momentos. Si destruyes el manuscrito te matarán
inmediatamente, encambio si por ahora, y sólo digo por ahora, lo mantienes,
tendremos una baza con la que jugar.
-Tal vez- respondió el
profesor Adam- pero de lo que si estoy seguro es que debes marchar cuanto
antes.
-¿Marcharme?- respondió ella
ante sus palabras.
-Si. Pero escúchame, no
tienes que dejar rastros tras de ti que permitan seguirte la pista. No debes
usar tu nombre o tus tarjetas de crédito. No debes hacer nada que pueda
llevarles hasta ti.
-¡Dios! No me lo puedo
creer. Esto no puede estar pasando.
-Escucha, tengo amigos en el
gobierno. Buenos amigos que están al corriente y que te ayudarán. Por lo que he
podido averiguar, creen saber quien puede estar detrás de todo esto y
llevan detrás de ellos mucho tiempo pero desconocen la existencia del manuscrito y no deben
saberlo. Ni siquiera en sus manos estaría protegido. Sólo creen que tú puedes
ser la clave para encontrarlo y te mantendrán a salvo.
-Jack dime que no estoy
soñando, esto no puede ser real.- contestó mientras su cuerpo se derrumbaba en
la silla que la sostenía y sus lágrimas volvían a surgir como cascadas al final de la primavera.
Él no quiso siquiera mirarla
a los ojos, pues sabía que se derrumbaría ante el dolor que ella sentía en este
momento y, eso era lo que menos necesitaban. Tenía que pensar fríamente por el
bien de Silvia, no permitiría que nada ni nadie la hiciese daño.
-Esta bien profesor- habló
Jack finalmente- necesitaremos pasaportes falsos, dinero en efectivo y un lugar
donde refugiarnos.
-Cuenta con ello- respondió
el profesor Adam.
-Un momento- pronunció
Silvia haciendo que ambos hombres se callaran al unísono.
-Hay una cosa que no he
comprendido. El manuscrito es una especie de mapa codificado para llegar hasta
esa especie de máquina, ¿no es así?
-Así es- respondió el
profesor.
-Entonces no servirá con
destruirlo. Puede haber copias o falsificaciones por ahí sueltas. Lo que habría
que hacer es llegar hasta esa máquina.
-¡¿No estarás pensando en
encontrarla?!- preguntó Jack aunque ya conocía la respuesta.
-¡Si!, si la única forma de
acabar con todo esto es acabando con esa dichosa máquina, no servirá de nada
huir- respondió ella mirándole directamente a los ojos.- Profesor, veamos ese
manuscrito e intentemos averiguar como
descifrar el dichoso mapa que nos llevará hasta ella. Jack- se volvió a mirarle
de nuevo- eres libre de decidir, no voy a pedirte que hagas esto pero yo no
tengo elección, se lo debo a Lisa.
-Está bien. Profesor veamos
que podemos hacer y a dónde nos lleva todo esto- respondió mientras se plantaba
delante del manuscrito y miraba a Silvia de reojo.
Ella sonrió al escuchar la
declaración de Jack. En su interior se encontraba más tranquila al saber que no
estaría sola en esta horrible situación.
-¿De verdad vas a hacer esto
por mi?- preguntó ella sorprendida.
-¿Tanto te sorprende que no
quiera dejarte sola en esta situación?- contestó él con semblante serio.
-La verdad que después de
todo lo que ha pasado en mi vida, pensé que ya nada me sorprendería.
-¿Crees que ya nadie puede
sorprenderte? Pues lamento decirte que nadie no soy yo.- respondió con una sexy
sonrisa mientras la recorría de arriba abajo con la mirada.
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